domingo, 28 de marzo de 2010

Postal de Baradero, la ciudad de la furia

Los amigos de los dos chicos fallecidos tras ser chocados por una camioneta municipal juntan firmas para reclamar la remoción del intendente peronista disidente Aldo Carossi. El jefe comunal sostiene que la revuelta fue una mezcla de política y agitación.

"Creyeron como el carancho que estaba la vaca muerta y cuando la fueron a picotear se encontraron con que estaba viva. Se probaron el traje y convocaron a una marcha destituyente”. La reflexión gauchesca no pertenece a Benito Lynch sino al jefe comunal de Baradero, Aldo Carossi. Tampoco la acuñó el pasado 21, cuando una pueblada sacudió la tranquilidad del pueblo. La elaboró el año pasado, en agosto, tras enfrentar un conflicto gremial que acabaría en la toma del municipio. Al intendente Carossi le ocurrió lo que a Pedro con el lobo: de tanto llamar a la desgracia, el domingo anterior la ira de los baraderenses carbonizó buena parte de la intendencia y tres días después los compañeros de los dos adolescentes muertos, según se afirma, por el roce intencional de una camioneta de la Dirección de Tránsito, están ahí, a unos pocos metros de su despacho, en el cruce de San Martín y Rodríguez, juntando firmas para lograr su remoción.

Crítica-28/3-Leer

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