martes, 30 de noviembre de 2010

(Banda oriental) En memoria de Carlos Flores y Mario Robaina

22 de DICIEMBRE 1966 27 de DICIEMBRE

CARLOS FLORES * MARIO ROBAINA

a 44 años de su caída en combate

¡ellos viven y vivirán por siempre en nuestra memoria!

el 22 y el 27 de diciembre de 1966 son fechas que marcan un hito histórico en el desarrollo de los métodos de lucha que -secreta y clandestinamente- desde hacía ya algunos años se venía gestando en nuestro país.

La organización tupamara, hasta aquel entonces no reconocida públicamente como MLN (Movimiento de Liberación Nacional)… en aquellas fechas sufrió un duro golpe a raíz de lo cual –en aras de su compromiso revolucionario- entregaron sus vidas los tupamaros Carlos Flores Álvarez y Mario Robaina Méndez.

Como consecuencia de aquellos sucesos la mayor parte de los compañeros que hasta aquel momento mantenían una vida militante de doble carácter (legal y clandestino a la vez)… a medida que avanzaban las investigaciones de la represión se fueron viendo obligados a abandonar sus casas, sus familias, sus trabajos y –definitivamente- refugiarse en la clandestinidad.

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Desde sus comienzos –en forma permanente y creciente- aquella organización debió abocarse a resolver sus problemas de financiamiento a fin de superar la falta de recursos económicos necesarios para el funcionamiento y desarrollo de su proyecto revolucionario. Y fue así que -con tales fines- se recurrió a una serie de operaciones de expropiación: algunas veces fracasadas (aunque sin fatales consecuencias)… otras veces: llevadas a cabo exitosamente.

Aquella vez –el 22 de Diciembre de 1966- la planificada expropiación de fondos económicos estuvo dirigida hacia la caja de caudales de la vieja empresa FUNSA que a esa fecha –además- contaría con fondos suficientes para abonar sueldos y aguinaldos… En cuanto a eso se disponía de la necesaria información obtenida por parte de los propios trabajadores de la fábrica.

(…) A los efectos de llevar a cabo aquel operativo… con tiempo suficiente se había “levantado” una camioneta estacionada frente a una mansión de Punta Gorda donde (a los fondos de la misma) su dueño y un grupo de amigos disfrutaban de una suculenta parrillada.

Durante el tiempo que medió desde que se “levantó” la camioneta hasta el planificado operativo de expropiación en la fábrica FUNSA, el vehículo había sido camuflado y blindado… en fin: acondicionado en nuestros talleres en función a los requerimientos de la planificada operación…

pero quiso la fatal casualidad que aquel 22 de Diciembre (en trayectoria hacia el objetivo), “nuestro vehículo” fuera casualmente avistado y reconocido… seguramente por algún detalle que a nosotros se nos pasó desapercibido pero que –fatalmente- llegó a ser detectado por uno de los amigos del dueño de la camioneta y comensal en aquella fiesta en Punta Gorda (de donde había sido “levantado” aquel vehículo).

Deducimos esto a través de los informes de la prensa dando a conocer que la camioneta fue avistada y reconocida a través de un amigo de su dueño, quien dio aviso inmediato a la policía…

Ubicada la camioneta, comenzó la persecución. Tras una difícil maniobra la camioneta se estrella contra un árbol y allí se entabla un tiroteo a raíz del cual cae abatido Carlos Flores resistiendo hasta el último momento para cubrir la retirada de sus compañeros… quienes lograron salvar sus vidas tras aquel desigual enfrentamiento.

Las consecuencias de aquella desafortunada situación… dieron lugar a una profunda investigación a partir de la identificación del compañero Carlos Flores caído en combate.

Tras una serie de detenciones, hallazgos de pistas y allanamientos… el 27 de Diciembre la policía llega a un criadero de aves situado en “rincón del Sauce” donde otro compañero: Mario Robaina, cae abatido tras un enfrentamiento con las fuerzas policiales.

Fue en tales circunstancias que también tuvo lugar la baja de un afamado represor: el comisario Silveira Regalado, víctima de la balacera de su propio equipo de apoyo en aquel allanamiento… Así lo reconoce y relata el comisario Alejandro García Otero (“Memorias de un policía”, publicadas por Raúl Vallarino).

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A raíz de todo aquello recrudece la represión, se profundiza la investigación, se generaliza el recurso a la clandestinidad y la organización queda prácticamente desmantelada… como que “aquel diciembre de 1966 deja de oler a jazmines”…

pero entonces no faltaron ciertos sectores y/o militantes de la izquierda, de sindicalistas que individualmente ofrecieron su solidaridad y puntual colaboración con aquellos compañeros que en algún momento (muchos de los cuales) habían pertenecido y militado en sus filas.

Por otra parte (y sería muy mezquino olvidar aquel gesto)… en su mensaje radial de los mediodía el senador Enrique Rodríguez (PCU), se refirió así en cuanto a aquellos acontecimientos: “nosotros somos críticos y no compartimos sus procedimientos; pero nos consta que son jóvenes que apuestan a favor de la historia y –en tal sentido- habrán de contar con nuestra solidaridad”…

En consecuencia con aquel mensaje y su reconocimiento: doy fe que varios de nuestros compañeros tupamaros que nos encontrábamos en tan difíciles circunstancias, contamos con la solidaridad ofrecida… Tal cosa –claro está- no obstante tener que soportar sus llamados a la recapacitación, a la lectura de sus textos sobre “el izquierdismo: enfermedad infantil del comunismo”, etc., etc. …

Pero en fin: aquella solidaria posición fue merecidamente valorada, entendida y considerada como indudablemente válida y coherente, en relación a la óptica y percepción política de aquellos “camaradas”.

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Recuperado y acrecentado nuestro propio ámbito de apoyo y solidaridad… aquellos tupamaros pudimos reordenar nuestro funcionamiento y seguir adelante superando las duras condiciones que imponía la clandestinidad.

En aquel entonces: Fernández Huidobro (relevante tupamaro hoy incondicional “protector de nuestros verdugos” y actual senador de este gobierno “progresista”) solemnemente, nos alentaba “a seguir adelante… a no aflojar y a despertar cada día como si fuésemos a librar un nuevo ‘Moncada’ ”...

hoy: ese señor senador –entre un cúmulo de otros renunciamientos y contradicciones- apoya el envío de tropas de ocupación al Congo y Haití… se reúne, celebra acuerdos y brinda hasta mamarse con los elementos más siniestros de la represión y la dictadura militar!

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Bien: por aquí (por el momento) dejo esta historia aún inolvidable “que es de tupas” y a la que he recurrido a propósito del merecido recordatorio de aquellos primeros mártires: CARLOS FLORES y MARIO ROBAINA… (entre muchos otros que los siguieron y entregaron sus vidas por una causa compartida, más allá de diferencias conceptuales) …Sí: de todos modos compartida más allá y por encima, a pesar de las defecciones de sus actuales dirigencias renunciantes y detractoras.

(…) por fin, como tan clara y poéticamente lo señala y separa, lo protesta y grita el compañero Miguel Angel Olivera: “no es de tupa la renuncia, la traición”! … así como que tampoco lo es, aquello de que: “como te digo una cosa te digo la otra”… ¿a qué idiota o impostor se le puede ocurrir subestimar al pueblo mediante tan vil pronunciamiento?… ¡eso tampoco es cosa de “tupa-compañero”!

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CARLOS FLORES y MARIO ROBAINA: “habrá patria para todos o no habrá patria para nadie” (como lo anunciara el Bebe Sendic y así será)… “hasta la victoria siempre” (como nos alentaba el CHE)… “Salud y Revolución Social” (como saludan al futuro por el que luchan los libertarios)…

Sea cual sea el saludo o la consigna: ustedes vivirán eternamente en nuestra memoria y en la memoria de las juventudes por venir… porque la memoria es y por siempre lo será: intransigentemente revolucionaria!

“Jaime” (Hébert Mejías Collazo)

Montevideo, 30/11/2010

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