La historia de la infiltración de Astiz
Habló de la desaparición de su hijo, de su propia búsqueda, de la complicidad de la Iglesia y de la actitud de los medios de comunicación. Relató el acercamiento de Astiz a las Madres y los secuestros en la iglesia Santa Cruz.
“Se llevaron a los hijos, a los hijos de esos hijos y a las madres que buscaban a sus hijos”, describió Nora Cortiñas.
Por Alejandra Dandan
Nora Cortiñas juró por los treinta mil desaparecidos decir toda la verdad ante el Tribunal Oral Federal Nº 5 que juzga los crímenes de la Escuela de Mecánica de la Armada. Como nunca, repasó las de-satinadas respuestas de los grandes diarios a los pedidos de las Madres de Plaza de Mayo en los primeros meses de la dictadura, y criticó la perversa postura de la Iglesia argentina, a la que mencionó como “partícipe de la dictadura”. También habló del secuestro de su hijo, y de uno de sus muchos comienzos. En el momento en el que se sentó frente a otra compañera de búsqueda, en un bar de la Avenida de Mayo, la miró y le preguntó cuánto hacía que estaba buscando a su hijo. “¿¡Ocho meses!? –se sorprendió–. ¿Y cómo no te volviste loca?” La otra le dijo simplemente que no: “Tenemos que seguir, y no nos volvemos locas porque tenemos que buscar a nuestros hijos”.
Indymedia-14/11-Leer
Habló de la desaparición de su hijo, de su propia búsqueda, de la complicidad de la Iglesia y de la actitud de los medios de comunicación. Relató el acercamiento de Astiz a las Madres y los secuestros en la iglesia Santa Cruz.
“Se llevaron a los hijos, a los hijos de esos hijos y a las madres que buscaban a sus hijos”, describió Nora Cortiñas.
Por Alejandra Dandan
Nora Cortiñas juró por los treinta mil desaparecidos decir toda la verdad ante el Tribunal Oral Federal Nº 5 que juzga los crímenes de la Escuela de Mecánica de la Armada. Como nunca, repasó las de-satinadas respuestas de los grandes diarios a los pedidos de las Madres de Plaza de Mayo en los primeros meses de la dictadura, y criticó la perversa postura de la Iglesia argentina, a la que mencionó como “partícipe de la dictadura”. También habló del secuestro de su hijo, y de uno de sus muchos comienzos. En el momento en el que se sentó frente a otra compañera de búsqueda, en un bar de la Avenida de Mayo, la miró y le preguntó cuánto hacía que estaba buscando a su hijo. “¿¡Ocho meses!? –se sorprendió–. ¿Y cómo no te volviste loca?” La otra le dijo simplemente que no: “Tenemos que seguir, y no nos volvemos locas porque tenemos que buscar a nuestros hijos”.
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