lunes, 15 de noviembre de 2010

LA MEMORIA TAMBIEN Y SIEMPRE ES REVOLUCIONARIA

... registra tanto el valor y el sacrificio de aquellos “profetas armados” de sueños y coraje

así como la renuncia y la traición de estas desechables piltrafas de “profetas desarmados” trepados a los púlpitos del poder, oficiando de venales predicadores a sueldo

de la entrega y la derrota: … serviles artífices de la estafa y la mentira

cimentada sobre los escombros de tantos sueños rotos

que -más temprano que tarde- fraternalmente unidos habremos de reconstruir

porque todo … todo queda registrado en la memoria

y a su luz, retomaremos aquel histórico ejemplo legado por nuestros compañeros

el difícil y (pero) imprescindible entendimiento

por la construcción de la unidad en las luchas por librar

Es cierto: por momentos puede llegar a parecernos difícil y que todo se desploma… que el esperanzador “mundo nuevo para un hombre nuevo” se desmorona bajo nuestros pies al momento de encarar la realidad y emprender la dura tarea que nos exige el compromiso revolucionario. Ante ello: debemos intentar limar asperezas, superar desentendimientos y asumir la imprescindible necesidad de la unidad en torno a los intereses populares que motivan y alientan nuestros irrenunciables propósitos finalistas…

Comencemos ya -desde ahora mismo- por esforzarnos en superar nuestras diferencias: tarea nada fácil pero asimismo ineludible, que nos reclama humildad y mutuo respeto… que –de partida- nos exige reconocer que nadie es poseedor de la verdad absoluta.

Salvado el escollo del divisionismo propiciado por comportamientos individualistas… entonces sí: sobre los escombros de la derrota de desembozados explotadores y “progres” oportunistas, estaremos en condiciones de abocarnos a construir la más sólida de las victorias.

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A propósito del tema de la unidad, un querido y consecuente compañero con quien sin duda siento compartir un irrenunciable compromiso… hace apenas unos días (refiriéndose a mis insistentes llamados a la unidad construyendo espacios que diesen lugar a ella)… me recordaba dolidamente los repetidos fracasos hasta ahora obtenidos en tal sentido, señalándome (con fundamentada preocupación) que “ni siquiera las acciones lograron unir las palabras que nos separan (y que de ello) sólo se beneficiaron quienes pudieron esconder las ideas más retrógradas al no verse obligados a explicitarlas en un debate”

Lo que lamentablemente es muy cierto (pero)… como que también es cierto que tal observación nos está planteando la necesidad de un análisis (aún carente) que vaya más allá de una simple evaluación de resultados.

Es decir: nos está faltando un análisis en torno al porqué de tales fracasos y a partir de ello ajustar el rumbo… sin perderlo, sin abandonar el timón quedando a la deriva!

(…) Los reconocidos fracasos: ¿fueron debidos al propósito y contenido de una propuesta desacertada?… ¿o se debieron al método, al momento o a la forma en que tal propuesta estuvo planteada?: cuestión ésta que deberíamos comenzar por dilucidar.

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Respeto mucho (sobre todo por venir de quién me vinieron) las referidas observaciones recibidas. Aún más: comparto las preocupaciones del compañero y algunas de sus conclusiones… al menos parcialmente: subrayo que parcialmente porque -de todos modos –personalmente sigo creyendo en aquel fundamental y orientador mensaje de Raúl Sendic: “los hechos nos unen” ... más allá de lo que las palabras –circunstancialmente- puedan llegarnos a separar.

Así entiendo aquel mensaje en tanto “los hechos” también sean consecuentes con la palabra comprometida y -en tal sentido- la refrenden… Así las cosas: los hechos siempre nos unen”… más allá de sus puntuales resultados que puedan hacernos dudar.

En conclusión, así lo entiendo: “las palabras nos separan” cuando no cuentan con el aval de los hechos (y en este punto fundamental creo estar coincidiendo con el pensamiento del compañero que me motivó a escribir esta enmarañada nota)... agradezco a quienes hayan tenido la consideración y la generosidad de leerla.

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*Por fin: agradezco especial y sinceramente las referidas observaciones de mi entrañable compañero que me ha dado “manija” motivándome a pensar (no descuento que precisamente ése, haya sido su propósito)… Si en alguna cosa lo malinterpreté y me equivoqué, sé que sabrá disculparme (me suele suceder cuando de “palabras” se trata… y eso, él bien lo sabe).


Hébert Mejías Collazo
Montevideo, 14/11/2010

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