domingo, 23 de mayo de 2010

Tras las huellas de Atahualpa en el monte entrerriano

Jorge Riani

El viento le arranca un silbido suave al pasto rebelde y una gallineta bate las alas buscando convertir la huida en vuelo. Si el silencio tiene música, en ese montecito se la puede oír. Entre espinillos florecidos y algunos árboles de mora que tiñen el paisaje con racimos violetas, los visitantes preñan la naturaleza con su presencia extraña y descubren el estallido intenso de una postal campestre tomada por sorpresa.
Ahí, justo en medio de la selva reducida a muestra, los visitantes hallan un montículo de ladrillos y cascotes que contrastan con el verde del entorno. A unos cien metros, como las venas de un cuerpo lleno de vida, se abre el lecho del río Gualeguay anunciado por costas de arena blanca.
“Este es el lugar donde vivió don Ata”, anuncia José Ellena con la misma pronunciación ceremoniosa con que lo hace cada vez que alguien llega buscando ese tesoro abandonado en medio del montecito. Hay que tomar por la ruta 39 desde la ciudad de Rosario del Tala y recorrer apenas un par de kilómetros para arribar al lugar que habitó don Atahualpa Yupanqui, el padre de la música folklórica argentina.
“En el río Gualeguay me instalé, a una legua de Tala. Era un rancho típico, torteado de barro y cueros contra la humedad, en plena selva entrerriana. Salía a los caminos, recorría leguas, pero siempre retornaba a mi rancho junto al río”, escribió varios años más tarde. Hoy ese ranchito es un grupo de cascotes en medio del paisaje natural, convertido en un punto de turismo cultural motivado por la devoción de los seguidores del gran artista.
La cercanía inmediata del balneario Delio Panizza facilita la posibilidad de visitar el sitio, que no se agota en esas valiosas ruinas. Abriendo tranqueras abandonadas, se puede conocer el litoral profundo sin mayor trazado que el que va dictando el camino: un rancho deshabitado con su aljibe y sus amplias piezas delimitadas por ladrillos pegados con adobe; casillas de zinc que alguna vez fueron de los pescadores de la zona.


El Diario-23/5-Leer

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