En diálogo con esta Agencia, Dellazuana relató que “el viernes 12, mientras alumnos y docentes realizábamos educación física en el predio de la escuela, un mosquito nos fumigó pasando a unos 30 metros”.
Asimismo, describió que “la neblina del agroquímico fue arrastrada por una brisa que provenía del sur” y agregó: “todos pudimos sentir que el tóxico ingresaba lentamente por nuestras fosas nasales y por nuestra piel, mientras la impotencia nos paralizaba al saber que podíamos engrosar la lista de los tantos niños que murieron últimamente en la zona de Mojones Sur”.
También, recordó que en aquel momento “la bandera argentina flameaba en el mástil erguido y denotaba la orientación del viento suave”, y señaló: “pero ahora también ella, al igual que nosotros, alojaba en su cuerpo el germen de la destrucción, porque por sus poros había penetrado el letal veneno”.
AIM-29/5-Leer
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