Qué compleja y plagada de vicisitudes ha sido la larga lucha de los asambleístas de Gualeguaychú contra la instalación de la pastera finlandesa frente a esa ciudad. Sería ocioso enumerar todos los episodios que se han suscitado, los tramos transitados y las etapas superadas, no sin esfuerzo y sacrificio. A esta altura y en virtud de los hechos sucedidos en los últimos días, queda claro que Botnia-UPM y los obcecados miembros del gobierno oriental -violadores confesos del Tratado del Río Uruguay-, ya dejaron de ser los únicos enemigos visibles que integran el bando de enfrente.
La cofradía de los que ahora descalifican la metodología empleada como vía de protesta, está conformada por una franja heterogénea de figuras que obran desde la vereda donde el sol más calienta y reman de acuerdo al movimiento de las mareas impulsadas por los cambios de rumbo de los vientos acomodaticios. Qué lejos parece haber quedado el Acta suscripta el 5 de mayo de 2006 en la ciudad sureña por el presidente Néstor Kirchner, miembros de su gabinete, gobernadores y legisladores, calificando como “causa nacional” la lucha entablada, que fue considerada una actitud pionera en materia de defensa de los derechos humanos.
Hoy, la mutación sufrida por ciertas opiniones, mueven a pensar que aquellas posturas adornadas con un falso fervor ambientalista, fueron más una actitud “fashion” propia de oportunismos políticos con propósitos especulativos.
L.M.Serroels-Análisis-Voz Entrerriana-23/5-Leer
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