La quiero imaginar como la deseo, y me gustaría que fuera un país abierto al mundo, a todas las culturas, pero que mantenga sus señas de identidad. Es uno de los países más viejos de Europa, pero sin poder político y un Estado propio -con los conceptos de Estado en los términos constitucionales propios del siglo XXI- no puede sobrevivir como tal. Yo lo concibo con ese poder político y con unas relaciones normalizadas, como las de España con Argentina o con otros países que incluso la llamaban «madre patria»...
El espíritu del corredor de fondo
CARLOS GARAIKOETXEA
Navarro, fue el primer lehendakari de la CAV tras la dictadura. Aquella división territorial es, precisamente, la espina que le queda de los tiempos difíciles en que bregó y de los que no reniega. Las discrepancias políticas acabaron con sus años de militancia en el PNV, pero alumbró y fundó EA. Dejó la política activa hace una década; sin embargo, sigue siendo una referencia en su partido y más allá. Cree que es hora de la unidad abertzale. Y de un nuevo paso hacia la soberanía.
¿Siente nostalgia de la política activa?
Nostalgia no, pero a veces sí impulso de salir al ruedo cuando leo u oigo ciertas cosas. Pero, ciertamente, soy un convencido de que, tras más de un cuarto de siglo seguido en puestos de responsabilidad política o de cualquier índole, es saludable no continuar.
¿Cómo se ve la política desde la barrera? ¿Cambia mucho la percepción?
No sustancialmente. Quizás se sufre más que estando dentro porque a veces se hace realmente difícil contenerse ante determinada declaración o falacia que uno escucha o ve en los medios, mientras que cuando uno está en activo puede desfogarse con una respuesta o con una puntualización de justicia.
De 1977 a 2000 tiene usted una de las carreras políticas en primera fila más largas e intensas de este país. ¿Cuáles fueron los momentos más difíciles y los más gratificantes?...
Euskal Memoria documenta el periodo 1960-2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario