8 DE JULIO: Conferencia Nacional de Trabajadores en el Estadio cubierto de Ferro.
La vuelta del “sindicalismo de base” a la política nacional es un hecho. Las nuevas condiciones de crisis económica mundial han hecho entrar en desaceleración al capitalismo argentino, y esto se trasmite a la clase trabajadora por múltiples formas. Inflación y más presión contra el salario, menos horas extras, mayores ritmos de trabajo, inicio de suspensiones, incertidumbre en los empleados estatales de varias y grandes provincias por las cuentas fiscales que amenazan con retrasos y desdoblamientos salariales.
Todo esto va iniciando un descontento de la clase trabajadora que obligó a los dirigentes sindicales a convocar a paros y movilizaciones, aunque luego terminaron firmando, sin consultar a las bases, paritarias por debajo de la inflación.
La mayoría de los asalariados sigue apoyando a Cristina y su gobierno, que presentó como una gran “gesta nacional” la expropiación parcial de YPF, aunque lo hacen luego de años de complicidad con la privatización y el vaciamiento, y para intentar volver a hacer acuerdos con monopolios internacionales, sobre todo norteamericanos. Pero, a pesar de este apoyo, todos pierden expectativas en un futuro de mejoras en el nivel de vida.
Cristina y sus gobernadores no se cansan de atacar el derecho a huelga y condenar las acciones de protesta de los trabajadores. La CGT se divide en camarillas a favor y en contra de Moyano, en disputa por un lugar bajo el sol del régimen. En este marco de disputas burocráticas, hasta los medios, tan reacios a mostrar la voluntad de la clase trabajadora, hablan de una “doble representación” en los sindicatos: el poder formal de las cúpulas y lo que viene desde abajo.
En la industria de la alimentación, esto es patente. El ex jefe de la CGT menemista y hoy amigo de Cristina, Rodolfo Daer mantiene el control del sindicato, pero en las fábricas avanzamos los clasistas de la Lista Bordó. Obtuvimos el 40% de los votos en la minoría de agremiados al sindicato de Capital y parte del Gran Buenos Aires que maneja Daer, ya que de 12.000 trabajadores (80.000 a nivel nacional) están afiliados sólo 5.000. Y somos mayoría en las principales plantas multinacionales que dirigen las internas antiburocráticas, como Kraft o Pepsico. También en Felfort y Bonafide. Una fuerza militante de la clase obrera que nació de la combativa gesta de Kraft del año 2009, que se difundió desde la Panamericana a todo el país, junto a la dura lucha de los obreros de Arcor en Córdoba en el 2010. El poder real de las organizaciones de base del movimiento obrero, tiene un emblema en el corazón de la industria copada por poderosas multinacionales.
Los resultados en las elecciones de la alimentación fueron festejados por cientos de obreros, que habían salido de sus plantas para fiscalizar y, después de una jornada de militancia, muchos de ellos se concentraron en las puertas del sindicato. Adentro, se parapetaba tras las rejas la patota de Daer. “Hay que saltar, hay que saltar, volvé a la línea, a trabajar”, les cantaban en la cara los trabajadores y trabajadoras de la Lista Bordó. Los “ganadores” no sonreían. La moral de triunfo estaba afuera de la sede del STIA, donde se hermanaba la militancia obrera con los estudiantes que habían colaborado decisivamente en la campaña, llevando los volantes fábrica por fábrica en todo el Gran Buenos Aires y la Capital. La Juventud del PTS se propone atraer a cientos y miles de estudiantes para ser un componente de apoyo imprescindible para la formación de este nuevo movimiento obrero.
Pero la corriente de militantes clasistas de la Lista Bordó en la alimentación encabezada por “Poke” Hermosilla, Catalina Balaguer y Lorena Gentile es sólo la avanzada de un proceso que ocurre más extendidamente. En la misma industria de alimentación crecen las oposiciones a la vieja burocracia, tanto en el sindicato de la planta de Arcor de Arroyito, como en Tucumán.
Los “metrodelegados” del subte volvieron a la lucha con un paro de 36 horas levantando sus propios reclamos en las paritarias, independientes de la burocracia de la UTA donde la izquierda clasista tiene su referente en nuestro compañero Claudio Dellecarbonara.
Los delegados clasistas gráficos de la Bordó ganan los principales y mas grandes talleres de la zona norte del conurbano bonaerense, como Donelley y Word Collor, alcanzan el 36% de los votos del gremio con el frente clasista junto a la Lista Naranja, e irrumpen con un corte de la 9 de Julio por sus derechos.
Los delegados de la comisión interna de Volkswagen de Córdoba recorren las plantas automotrices del gremio llamando a la acción por el salario y contra las suspensiones, en oposición a la directiva del SMATA del ministro de Trabajo provincial, Omar Dragún.
La asamblea de los azucareros en huelga del Ingenio La Esperanza en Jujuy destituye a un directivo sindical vendido a la patronal y eligen nuevos delegados por las condiciones de trabajo del explotador Grupo Roggio.
Los obreros de UATRE de Tucumán, cosecheros y embaladores del citrus, marcharon exigiendo a la nueva directiva no acatar la conciliación obligatoria, reavivando la lucha antiburocrática del 2009.
Los jaboneros clasistas presentan batalla en el gremio, con una lista formada por la iniciativa de los combativos delegados de la ex Jabón Federal de La Matanza, con el apoyo de trabajadores de grandes multinacionales como Procter & Gamble.
Desarrollar el clasismo en todo el país
La Conferencia Nacional de Trabajadores en Ferro es una convocatoria abierta del PTS para impulsar con todas las expresiones del sindicalismo de base, un polo clasista en todos los sindicatos del país, que sea una alternativa a las burocracias de las CGTs y las CTAs...
El mago de Atenas
La perspectiva de un gobierno de izquierda en Grecia es atrapante. El frente de partidos que milita bajo el nombre de Izquierda Radical forma parte, en gran medida, de los movimientos anti-globalización que protagonizaron importantes movilizaciones internacionales bajo la consigna “Otro mundo es posible”. Si el 17 de junio próximo las elecciones confirman la victoria que detectan las encuestas, podrá develarse qué clase de mundo es ese. Lo que es claro, de todos modos, es que el establecimiento de un gobierno de la Izquierda Radical (Syriza) se produciría en el punto más alto de la bancarrota capitalista mundial desde octubre de 2008. En Grecia y España ya ha comenzado una corrida bancaria -el estadio final de la moneda única.
Lo que distingue a Syriza es el planteo de poner fin a los planes de austeridad que han impuesto a Grecia la Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo, sin por eso romper con la Unión Europea ni salir de la zona euro. En una visita a Berlín el martes pasado, el líder de Syriza, Alexis Tsipras, les espetó a los gobiernos europeos que “La zona euro no tiene dueños ni propietarios, ni nosotros somos locatarios de la zona euro”.
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