martes, 30 de septiembre de 2008

Qué es lo que pasa en la economía argentina (J.Majul)

La confusión es el signo distintivo y generalizado de los análisis que se hacen sobre la compleja realidad económica argentina actual, sobre todo a la luz de las últimas medidas tomadas por el gobierno, llámese "pago al Club de París" o "pago a los bonistas que no aceptaron la moratoria de 2005".
Recordemos cada tema.
: Luego de que Cristina anunciara con bombos y platillos, pitos y matracas, el pago "de todo lo adeudado, incluso lo no vencido todavía" al Club de Paris, resulta que hoy no sabemos cuándo se pagará, cómo, ni siquiera cuánto. Encima, fue decretado amparándose en dos leyes y un artículo de la Constitución que resultan inaplicables a la cuestión. Muy serio todo, como se ve. Y como si esto fuera poco, señores, les traigo otra oferta directa de fábrica: todo pago de deuda externa, dice la Constitución, debe ser "arreglado" por el Congreso. ¿Alguien sabe de algún legislador que haya planteado ante la Suprema Corte la inconstitucionalidad, además de la ininteligibilidad, del anuncio de pago al Club de Paris? No existe, por supus. Los legisladores están muy ocupados contando lo que les ingresa por dieta, pasajes de Aerolíneas, módulos para personal, como para dedicarse a estas pavadas de presentarse con planteos serios ante la Corte Suprema de Justicia. O ante la Cámara al menos.
¿Y qué es eso de pagar a los bonistas -o sea, a los acreedores de la Argentina- que no aceptaron la oferta de 2005?
Parece que tres Bancos yanquis orecieron al gobierno financiar a los bonistas que no aceptaron la propuesta de 2005, con la entrega por parte del Estado Nacional de otro bono, con vencimiento a diez años, con un interés anual del 12,5%. Interés que excede largamente al pactado con los que sí aceptaron la propuesta nacional de hace tres años. Pero la oferta de los Bancos tiene un condimento especial: le darían al gobierno argentino dinero fresco, guita cash, en proporción a los bonos que logren rescatar.
¡Qué generosos los Bancos extranjeros! ¿no?
No.
Porque lo que pasa es que ellos mismos son los principales acreedores en default, ellos mismos son los tenedores de la mayor parte de bonos fuera de acuerdo, y entonces se sacan de encima bonos que no cobrarían en mucho tiempo, cobrandu un interés usurero del 12,5% anual, y le prestan (prestan, no donan, claro) más dinero al Estado Argentino.
Hay una ley que se dictó en 2005, prohibiendo toda negociación con los bonistas que no entraron al canje hasta 2010, pero ¿qué hace una ley más o menos? El gobierno negocia contra lo que dice la ley, y después -de alguna manera- la mayorìa de las Cámaras convalidará "las apremiantes necesidades fiscales, que obligan a este acuerdo", que es el argumento del kirchnerismo.
Argumento no del todo loco, porque en 2009 y 2010 está concentrada la mayor parte de los vencimientos de la deuda externa pública; el argumento es que se descomprimirá una situación peligrosa para el Fisco nacional. Ahora bien: ¿quiénes concentraron los vencimientos de la deuda en 2009 y 2010? ¡Sí, lector, acertó! Néstor y Cristina lo hicieron. Y ahora se pasan por encima leyes, Constituciones, crisis mundiales (perdón: ¡Cristina da lecciones de economía en los EE.UU.! Qué lo parió, don Inodoro). Decía que el matrimonio presidencial pasa por encima de leyes y constituciones para zafar del lío en que se metieron... ¡ellos mismos!, con el único fin de zafar de un problema coyuntural.
Hace una década cometí un librito, "Merd o Patria", donde planteaba que la base de todo gobierno es la decencia, y que los objetivos nacionales eran conseguir una Patria tan libre, tan Grande, tan Socialmente Justa, tan Democrática y Republicana, tan Federal, como fuera el máximo posible.
Y además, que todo gobierno que no procurara cumplir estos objetivos simultáneamente estaba condenado al fracaso.
El kirchnerismo de 2003/2006 parecía decidido a apuntar a estos objetivos.
En la próxima entrega veremos qué hace desde el 2006 el gobierno con estos nobles objetivos, que me enseñara Oscar Alende hace muchos años.

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