- Porque siempre es un escenario de debate, porque, sin demasiadas pretensiones, nos moviliza como trabajadores, porque no es bueno (ya veremos) que siempre enuncien los mismos que capitalizan el espacio público desde el espacio estatal. Es importante que los que trabajamos en educación también produzcamos sentido desde nuestras propias prácticas y opiniones, aquellos que buscamos que la educación se organice desde una teoría social y no en función de intereses político - económicos particulares y corporativos.
Pensemos en nuestros sistemas educativos, en cómo son diseñados, qué políticas los sustentan y vamos a llegar a la conclusión que la esencia ha sido la misma: generar normas que sustenten los valores que establece el bloque de poder.
- ¿Puede ser más explícito?
- En fin, la cosa es más o menos así: hay algunos que establecen los enunciados, es decir, que nos dicen qué tenemos que hacer. Dicen que el que enuncia tienen el poder.
- ¿Y entonces?
- Y entonces, ¿en función de qué intereses se enuncia y categorías ideológicas se enuncia? Vamos, no me va a decir que lo estoy llevando muy lejos; de hecho todos sabemos o deberíamos saber que la ideología cero es un acto de ilusionismo político.
- Me gustó lo de ilusionismo político, justo ahora que nadie gobierna y todos gestionan, ¿qué gestionan?
- Vea, desde la antigüedad clásica había lo que llaman ‘gestión’. Aristóteles decía que la idea del esclavo le pertenecía al amo, qué curioso, ¿no?, el pensamiento del esclavo era ‘gestionado’ por amo.
- Sabe, en este mismo sentido el pensador francés Alain Baudiou afirma “que la esclavitud moderna consiste en reducir el cuerpo a un cuerpo consumidor, (…) a un cuerpo separado de sus ideas, separado de todo proyecto universal, separado de todo principio…” Eso es lo que dice Baudiou.
- Es así, el esclavo no enuncia, es parte del enunciado, Claro, es enunciado por el que tiene el poder de la palabra, de la pedagogía.
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