domingo, 16 de mayo de 2010

NUESTRA RAÍZ CHARRÚA - Gonzalo Abella (Fragmento)

1. LO CHARRÚA, ESA PERMANENCIA

Aparentemente todo estaba claro en nuestra Historia Patria: primero la colonización española, después la gesta de Artigas, y luego, sucesivamente, los Treinta y Tres, la República, las oleadas de inmigrantes (abuelos laboriosos), el Progreso urbanizador, el presente democrático. Podíamos estar muy satisfechos de nosotros mismos.

Y de pronto la plácida y aburrida versión oficial se estremeció. Desde el fondo de la Historia aparecieron dedos acusadores.

Entonces se alarmaron los usurpadores de memorias, los que se proclaman depositarios de tradiciones que no les pertenecen, y en nombre de las cuales usufructúan espacios de poder.

Resquebrajada la Historia Oficial que nos habían impuesto, los impostores resultan hábiles negociadores. Si no pueden acallar los fantasmas del pasado tratan al menos de desviar su energía para evitar una condena explícita, para sobrevivir al temporal.

“Bien”, dicen los poderosos y repiten los medios masivos de comunicación: “la Historia Oficial puede haber cometido... digamos, algunos errores de interpretación. Oigamos pues a las nuevas voces a condición de que no cuestionen demasiado; démosles un espacio a condición de que no salgan de un enfoque científico.”

Qué es un “enfoque científico” y qué no lo es lo decidirá el Ministerio de Educación y Cultura. Lo hará en acuerdo, mutuamente provechoso, con aquellos que desde las universidades quieren acceder a financiamientos, becas, facilidades y convenios para proyectos interdisciplinarios e interinstitucionales.

Pero la investigación seria, sin ataduras, se cuela por muchos intersticios y está llena de sorpresas.

Con la memoria de los charrúas, por ejemplo, ha pasado algo que sería desconcertante si no hubiera una clara intencionalidad en las falsificaciones oficiales.

Recordemos que en 1815 Artigas había consolidado una alianza entre los charrúas, los guaraníes misioneros, los gauchos, los afrodescendientes insurrectos y algunos intelectuales criollos y europeos que apoyaban la causa de los pueblos. Esta alianza había impulsado una Reforma Agraria. Era una reforma limitada, y con el signo de lo provisorio; pero aún así motivó la invasión portuguesa de 1817, que contó con la complicidad de los terratenientes esclavistas criollos. Después de muchas vicisitudes, en 1830 nació el Estado Oriental del Uruguay como un engendro pro británico y anti-artiguista. Desde su instauración el Estado persiguió y dispersó a las comunidades charrúas.

Los voceros del Estado Oriental trataron de demostrar que este genocidio se justificaba porque los charrúas eran feroces e inadaptables a una convivencia pacífica.

La razón verdadera era la opuesta. Las culturas de la pradera, como la charrúa, fueron las que más rápidamente se adaptaron a las nuevas condiciones impuestas por la presencia del conquistador. Debieron hacerlo para sobrevivir. Se adaptaron al uso del caballo e incluso al empleo de las armas de fuego. Muchos pueblos de la pradera oriental - entrerriana y de la pampa húmeda argentina incorporan elementos sincréticos a sus prácticas productivas y también a su religiosidad tradicional. La introducción de la ganadería hizo de su tierra nativa una Vaquería incontrolable para la Ley colonial y allí los pueblos originarios, ahora hábiles jinetes, desarrollaron tecnologías propias.

Gracias al contrabando de cueros los pueblos de la pradera y la pampa húmeda se vincularon al Mercado Mundial, accedieron a tecnologías europeas y un nuevo armamento, sin romper sus pautas colectivistas y solidarias. Por ello estas culturas fueron una de las raíces del Mundo Gaucho.

Este Mundo Gaucho, multicultural y ganadero, fue cuna de una organización social y productiva que yo llamo Modo de Producción Pampeano. Se basaba en la apropiación social del ganado silvestre en tiempos donde todavía no existían los alambrados. Esta forma de producir, comercializar y distribuir se desarrollaba al margen de las leyes coloniales.

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