La asamblea de la región llamó a la sociedad a prestar especial atención a la problemática durante la primera semana de septiembre.
Llegando a Catamarca ya se corrían los rumores de un Andalgalá en estado de sitio, de grupos militares especiales y requisas en los transportes. También se supo que un grupo de desempleados y empleados de "Agua Rica" acampaban en las puertas de la oficina de la empresa, en competencia al pueblo que estaba en la plaza principal. Algunas cosas se confirmaron como ciertas, otras no y otras tuvieron algunas variaciones con respecto a la información previa.
No hubo estado de sitio ni militares. Pero sí, los pro-mineros, resultaron ser grupos parapoliciales: delincuentes conocidos por los vecinos, barra bravas tucumanos y otras personas fueron compradas con dinero, drogas y aprovisionados con armas para cuidado de los intereses de la minera. Centenares de reclamos y denuncias de los vecinos inundaron la fiscalía del pueblo, con relatos que van desde las amenazas, el consumo de alcohol y drogas en la vía pública, hasta ver cómo policías suministraban las drogas y armas a estas personas que terminaron convirtiéndose en una suerte de escudos humanos.
El llamado de "El Algarrobo" a la sociedad tuvo título de "ultimátum" a Agua Rica, y es por eso que la empresa tomó dichas medidas de seguridad. El acampe realizado por el pueblo en la plaza desde el martes en adelante contó con asambleas diarias, músicos en vivo, comida comunitaria y diversidad de participantes, tanto por sus edades, como por sus lugares de origen.
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