Bajo una creciente presión política y social, la Iglesia Católica belga ha revelado hoy que había recibido desde principios de año un total de 475 denuncias por abusos sexuales de menores cometidos por el clero, profesores de religión y acompañantes de los movimientos juveniles. Esos delitos fueron cometidos desde la década de los 30 hasta el año 2010, aunque la mayoría se concentran en el periodo 1950-1980. La mayor parte de esos delitos han prescrito penalmente.
Las mayoría de los abusos de iniciaron a la edad comprendida entre 10 y 13 años, aunque hubo casos en que la víctima no tenía más que 2, 4 o 5 años. Esos abusos sexuales condujeron al suicidio al menos 13 víctimas, según detalla el informe elaborado por la comisión eclesial sobre esos abusos y presentado hoy por su presidente, el psiquiatra infantil Peter Adriaenssens.
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