lunes, 18 de julio de 2011

El transformismo en la política argentina - Atilio Borón

¿Aclara o confunde? Será tarea de cada quien ofrecer la respuesta “correcta.” Sabido es que la política argentina no se caracteriza por su claridad y transparencia sino por su carácter altamente inestable y “gaseoso”, capaz de producir inesperadas y súbitas recombinaciones entre fuerzas y actores políticos impensables hasta hace apenas poco tiempo atrás. Una política en la cual las líneas de enfrentamiento se entrecruzan endemoniadamente y en donde una fuerza política aliada en un distrito puede ser la enemiga mortal en otro, y viceversa; o el enemigo de ayer, o el vituperado en la retórica de un determinado partido, puede aparecer hoy entre los aliados de ese mismo partido como consecuencia de decisiones pragmáticas e inspiradas en la realpolitik electoral. Gramsci decía que este constante “transformismo” es uno de los secretos para el mantenimiento del orden burgués y de evitar cambios significativos en la sociedad. Al parecer esta práctica ha alcanzado en la Argentina registros pocas veces vistos en la historia. En sus análisis sobre la Italia del Risorgimento Gramsci definió este fenómeno sociopolítico como “la absorción gradual -pero continua y obtenida con métodos diversos según su eficacia- de los elementos activos surgidos de los grupos aliados, e incluso de aquellos adversarios que parecían enemigos irreconciliables … Esta asimilación de las elites de los grupos enemigos los decapita y aniquila por un período frecuentemente muy largo.” ¿Suena familiar? Bien, todo esto vino a mi mente cuando, aprovechando mis vacaciones invernales para navegar despreocupadamente en la web, tropecé con la llamativa imagen de la boleta electoral oficializada para las elecciones de Octubre del 2011 en La Rioja y, presa de mi perplejidad me pregunté: esta boleta, y todo lo que ella significa, ¿aclara o confunde (aún más) el panorama político nacional? ¿ Ustedes que piensan? Quedo a la espera de sus comentarios.

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