viernes, 22 de julio de 2011

Llamado a algunos Doctores

Dicen que ya no sabemos nada, que somos el atraso, que nos han de cambiar la cabeza por otra mejor.

Dicen que nuestro corazón tampoco conviene a los tiempos, que está lleno de temores, de lágrimas, como el de la calandria, como el de un toro grande al que se degüella; que por eso es impertinente;
Dicen que algunos doctores afirman eso de nosotros; doctores que se reproducen en nuestra misma tierra, que aquí engordan o que se vuelven amarillos.
Que estén hablando, pues; que estén cotorreando si eso les gusta.
¿De qué están hechos mis sesos? ¿De qué está hecha la carne de mi corazón?
Los ríos corren bramando en la profundidad. El oro y la noche, la plata y la nochetemible forman las rocas, las paredes de los abismos en que el río suena; de esa roca están hechos mi mente, mi corazón, mis dedos.
¿Qué hay a la orilla de esos ríos que tú no conoces, doctor?
Saca tu largavista, tus mejores anteojos. Mira, si puedes.
Quinientas flores de papas distintas crecen en los balcones de los abismos que tus ojos no alcanzan, sobre la tierra en que la noche y el oro, la plata y el día se mezclan. Esas quinientas flores son mis sesos, mi carne.
¿Por qué se ha detenido un instante el sol, por qué ha desaparecido la sombra en todas partes, doctor?...

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