lunes, 30 de agosto de 2010

238 razones para estar preocupado (I y II)



Estamos viviendo un momento excepcional de la historia humana. A partir de un período en que ésta se dividía en Historia Antigua, Media, Moderna y Contemporánea. No aquella que estudiábamos en la escuela hace tres cuartos de siglo, sino de la que Carlos Marx genialmente calificó como la prehistoria. Ello sería consecuencia del increíble desarrollo de las fuerzas productivas, aportada por la ciencia y la tecnología, y su impacto en la conciencia y la vida material de nuestra especie.

Pero también la ciencia y la tecnología aportaron una inimaginable capacidad destructiva.

José Martí, nuestro Apóstol y Héroe Nacional, en su lucha contra el colonialismo español -que hace más de 500 años anexó la isla a su país situado a miles de millas de distancia en el Viejo Continente, exterminó su población e impuso una nueva cultura y mezcla de sangre- veía el futuro como fruto del desarrollo de las ideas y la necesidad de justicia e igualdad entre los seres humanos.

Los grandes forjadores de nuestros sueños, a los que consagraron su existencia, que llegaron a conocer las entrañas del monstruo imperialista y con relación a los pueblos iberoamericanos, el “gigante de las siete leguas”, poco les faltó para vivir la terrible disyuntiva de tragedia extrema o luminosa esperanza que hoy envuelve a nuestro planeta globalizado.

Rebelión-30/8-Leer

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