Autoconocimiento
¿Por qué en la Argentina se sufren pocos terremotos?
Porque ni la Tierra nos traga.
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¿Cómo comienzan los argentinos sus cartas de amor?
“Ya sé que me extrañás...”
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¿Sabés qué es el ego?
Es el pequeño argentino que todos llevamos dentro...
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Un argentino:
—¡Nosotros, los argentinos, somos los mejores en todo!
—¡Pero perdieron en la guerra de las Malvinas!
—¡Bueno, ahí perdimos, pero salimos subcampeones, boludo!
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Le pregunta un argentino a un gallego:
—Boludo, ¿sabés cuál es el país más cercano al cielo?
—Argentina, supongo —responde el gallego.
—No, boludo, no... son otros: Uruguay, Chile, Paraguay, Bolivia, Brasil, que están al lado de la Argentina.
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¿Por qué los argentinos se creen dioses?
Porque nadie los puede ver.
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¿Qué resulta de la cruza de una computadora con una prostituta argentina?
Un hijo de puta que cree que lo sabe todo.
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Un argentino se encontraba haciendo el amor con su novia y ella gimió:
—¡Ay, dios mío!
Él respondió:
—Bueno... en la intimidad podés llamarme Oscar.
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Un argentino, en Roma, le dice a otro:
—Boludo, ¿habrá argentinos acá en Roma?
—Y, no sé... mirá en la guía telefónica, boludo.
El otro lee: Baldini, Corranti, Dominici, Ferrutti...
—Boludo, ¡en Roma está lleno de apellidos argentinos!
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Dos argentinos, en el exterior, están en una fiesta:
—¿Qué te parece si les decimos que somos argentinos, boludo?
—No, boludo, dejá... ¡que se jodan!
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Un argentinito le dice a su padre:
—¡Papá, papá, cuando crezca quiero ser como vos!
El padre todo orgulloso le contesta:
—Y, sí... no me sorprende... ¿pero, por qué, exactamente?
—¡Para tener un hijo como yo!
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—¿Sabés cómo les dicen a los argentinos?
—...
—Espermatozoides... ¿Sabés por qué?
—...
—Porque de un millón, sólo uno es gente.
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En una maternidad hay un alemán, un argentino y un tipo de piel negra.
Aparece la enfermera y dice:
—Tenemos un problema. Se no confundieron los bebés y ahora no sabemos cuál bebé es de quién. Tenemos dos blancos y un negro.
Los tres nuevos padres deciden sacar a la suerte para ver quién es el primero en escoger a su bebé, y gana el alemán.
El alemán entra a la sala de neonatos y sale con el bebé negro.
Entonces el afro se indigna:
—Mire, señor, el bebé es negro, yo soy negro, mi esposa es negra, así que este bebé es mío. ¡Agarre uno de los blancos!
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Llegan un hindú, un judío y argento a un hotel de un pueblito y piden un cuarto para tres.
—Sólo me queda un cuarto, y es para dos —dice el conserje—, pero si no les incomoda tengo espacio en el establo para que uno duerma ahí.
Los tres individuos deciden tomar el cuarto y entonces dice el hindú:
—Si quieren, yo me voy a dormir al establo y ustedes duerman en el cuarto.
A los cinco minutos tocan a la puerta del cuarto.
—¿Quién es?
—Soy el hindú..., pasa que en el establo hay una vaca y como es un animal sagrado para nosotros, no puedo dormir donde duerme una vaca.
El judío dice:
—No se preocupen, si quieren, yo duermo en el establo.
A los cinco minutos tocan a la puerta del cuarto.
—¿Quién es?
—Soy el judío..., pasa que en el establo hay un cerdo y es un animal desagradable para nosotros; no puedo dormir donde duerme un cerdo.
El argentino dice:
—No se preocupen, boludos, yo iré a dormir al establo.
A los cinco minutos tocan a la puerta.
—¿Quién es?
—¡Somos la vaca y el cerdo!
Juan del Sur
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