Fue, aseguran, una acción meditada, bien calculada y «en absoluto aislada». «Se trata de una primera fase de un proceso que esperamos que siga adelante», afirma un portavoz, que dice llamarse Raphaël y que habla en nombre de la asociación ecologista francesa Les Faucheurs Volontaires. Sus activistas fueron, al menos así lo reivindican, los autores del sabotaje cometido el pasado 12 de julio contra dos campos que creían cultivados con maíz transgénico en Torroella de Montgrí (Baix Empordà). Su anuncio inquieta a los Mossos d'Esquadra que han investigado los hechos y que temen una escalada en este tipo de acciones ecologistas radicales.
Decenas de activistas cruzaron ese lunes, de madrugada, la frontera con Catalunya y cortaron, prácticamente uno a uno, los tallos de las plantas que crecían en las parcelas propiedad del payés Abdon Blay, de 30 años. Al principio, pensaron que era una parcela experimental sembrada con semillas de la multinacional Syngenta, pero más tarde supieron que el cultivo no tenía fines científicos, sino comerciales. «Sea como fuere –recalca el portavoz del colectivo antitransgénicos– eran campos de OMG (organismos modificados genéticamente)... ¿o no?»
«EL POLEN NO CONOCE FRONTERAS» / «En Francia, con este tipo de acciones se consiguió frenar la proliferación de transgénicos», afirma el portavoz. La organización, que lleva siete años en activo, combate los cultivos genéticamente modificados al aire libre, aunque, en principio, acepta los que se desarrollan en espacios cerrados. «El polen que producen esas plantaciones no conoce fronteras y puede contaminar fácilmente a otros cultivos, por muy alejados que estén entre sí», argumentan. La coexistencia entre cultivos tradicionales y transgénicos «es imposible», concluyen.
La acción llevada a cabo en el Baix Empordà, sostiene el colectivo francés, «no es aislada». «Esperamos que sean los campesinos catalanes quienes tomen ahora la iniciativa», dice Raphaël. «Estamos a su disposición para ayudarles en lo que les haga falta, pero no vamos a suplantarles, ni a imponerles nada, deben ser ellos los que tomen la iniciativa», agrega el activista.
Catalunya es, junto a Aragón, «el laboratorio experimental de las multinacionales fabricantes de transgénicos en Europa», con 27.000 hectáreas sembradas, afirman Les Faucheurs Volontaires. De ahí, su primer sabotaje y la invitación a que los activistas catalanes sigan su ejemplo.
El Periódico de Catalunya-16/8-Leer Completo
«Somos el laboratorio europeo del sector»
Ambos son payeses y ambos creen en la producción de calidad. Eso sí, discrepan en cómo conseguirla. A uno de ellos, el joven Abdón Blay, unos radicales le destrozaron la cosecha de maíz transgénico en Torroella de Montgrí. El otro, el veterano Josep Pàmies, condenado en el 2006 por sus actividades contra los organismos modificados, defiende desde Balaguer la agricultura ecológica.
EEUU clona reses muertas para lograr carne de primera calidad - El Periódico - 16/8 - Leer
Militancia Docente Tala:
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Si se quisiera graficar la situación en una sola imagen, bien se podría imaginar un claro contraste entre un grupo frotándose las manos por los réditos comerciales que les dejó la producción de soja y otro, notoriamente mayoritario, con diferentes niveles de afectación por los estragos causados a partir de los agroquímicos utilizados sobre los campos sembrados con este cultivo.
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Voz Entrerriana:
El Dr. Andrés Carrasco habla del glifosato luego de la agresión en La Leonesa - Chaco

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