miércoles, 28 de abril de 2010

Posmodernidad y neocolonialidad - por Patricio Matute García*

"...Caminaron sin hablar, cansados, contagiados por la vida muerta de este pueblo, acentuada por el intento falso de bullicio que venía del altoparlante con su twist repetido una y otra vez..."
CARLOS FUENTES. “CAMBIO DE PIEL”


En una reciente entrevista realizada en una radio local de Cuenca, un sociólogo afín al gobierno correísta señalaba que “…no hay peso de oposición política, ya que los movimientos sociales están divididos, un ejemplo es el no-acuerdo entre la Junta Cívica de Guayaquil y la CONAIE; los demás movimientos sociales no se visualizan, lo que sí se nota, al desparecer ésta oposición, son las luchas internas al interior de Alianza País, el partido que gobierna…”.

Admitir la cuasi desintegración de los movimientos sociales ecuatorianos, después de crear toda una maquinaria epistémica-comunicacional para vilipendiar a los partidos políticos y los movimientos políticos de izquierda, limpiar la imagen de las ONGs y crear la aparente bienaventuranza de los grupos ecológicos académicos y mundiales que actúan en el país, y luego posesionar un movimiento amorfo, sin base, con línea ideológica socialdemócrata contemporánea, admitida como el capitalismo andino, el capitalismo humano o socialismo del siglo XXI, es una forma de neocolonialidad, pero también un signo de posmodernidad ideológica.

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