Cría de asesinos
La represión sobre el pueblo se muestra abiertamente de nuevo. Lo hace con sus muchos rostros. El más conocido, el de la vieja Policía Federal, que hace casi nueve años asesinaba a granel cubriendo la huida de un patético De la Rúa; un rostro más reciente es el de la Policía Metropolitana, prontamente manchada de sangre. Pero el poder cuenta en este caso con variantes. Como en Barracas, cuando sicarios de la Unión Ferroviaria asesinaron a Mariano Ferreyra, o como tantas otras veces en nuestra historia, la mano de obra para atacar a los que protestan o para el crimen político liso y llano no necesariamente la aportan las fuerzas represivas regulares. Los últimos asesinatos hacia los pobladores de la toma de Lugano y Soldati estuvieron estrechamente vinculados a patotas armadas. Los gobiernos que avalan la tercerización laboral, también tercerizan la represión: matones, barrabravas, lúmpenes y burócratas sindicales capitanearon, revólver en mano, los piquetes racistas de una reedición decadente y posmoderna de la “Liga Patriótica”. Desde esos grupos de choque, que lamentablemente arrastraron en la confusión a varios vecinos, y explotaron el costado reaccionario de cierto sentido común, se llegó no sólo a disparar contra familias que ocupaban el predio del Parque Indoamericano, sino a detener el paso de ambulancias que intentaban asistir a los heridos, y a rematar a un pibe de 19 años que trasladaba el SAME, al que sacaron del móvil para ejecutarlo a sangre fría. En estos grupos de choque que se nutren de la marginalidad no puede dejar de verse la mano de los punteros, el rostro grotesco del poder político que desde la Jefatura de Gobierno y la Casa Rosada se debate entre la represión y la cancha libre para que el pueblo pobre siga muriendo de hambre o a los tiros de la policía y sus cómplices civiles.
Para todo servicio
En las imágenes que se vieron en los medios masivos de prensa durante el jueves 9 de diciembre, pudo apreciarse a pistoleros tirando contra familias que ocupaban el Parque. Julio Capella, uno de los flamantes matones de la mafia sindical, acaparó los flashes fotográficos cuando junto a dos de sus laderos fue retratado gatillando. En este caso, al igual que la patota en la que estaba Cristian Favale, se trata de miembros de la burocracia sindical. Capella y al menos dos de sus socios fotografiados son dirigentes del sindicato de municipales porteños SUTECBA, una entidad que encuadrada en la CGT DE Moyano y en las 62 organizaciones no ha dejado de actuar servilmente hacia el macrismo, del que obtiene enormes prebendas a cambio de controlar verticalmente a los trabajadores. Con Macri, este sindicato de la derecha peronista sigue ostentando como hace décadas un manejo discrecional sobre la obra social porteña, o manteniendo un ejército de ñoquis pertenecientes a su entidad enquistados en el aparato del estado. Ese mismo estado es el que hace de la desigualdad una política activa y planificada, y que a la hora de tener que enfrentar sus consecuencias, apela al garrote policial o civil y al asesinato a mansalva. La última medida anunciada desde Casa Rosada no fue un plan de emergencia habitacional, sino la creación de un nuevo Ministerio de Seguridad.
Los dueños de la tierra
La represión salvaje de las policías que dependen de Nación y Ciudad; la cacería llevada adelante por lúmpenes a sueldo de los punteros; la xenofobia, alimentada pacientemente por el discurso de comunicadores, multimedios, acciones e inacciones de gobierno y por las recientes declaraciones de Macri... todos estos elementos son exponentes de la violencia que los de abajo sufrimos, y son indispensables para entender lo que ocurre en estos momentos en la Ciudad de Buenos Aires. Pero el trasfondo en el que se enmarcan estos hechos es el de una crisis habitacional que afecta a uno de cada cinco porteños. Así como en Formosa los aliados del gobierno nacional reprimen y matan a los campesinos que luchan por la tierra, en la ciudad se mata a los pobres que piden un pedazo de suelo. Mientras la Corporación Buenos Aires Sur sociedad del estado viene realizando negociados inmobiliarios multimillonarios desde hace más de una década, los monopolios informativos y la derecha instalan en una parte de la opinión pública que si el pueblo trabajador no accede a la vivienda, es por culpa es de los inmigrantes que viven en asentamientos. A la par que se fomenta un patrioterismo neo-fascista, el gobierno porteño y su Corporación del Sur, que reúne funcionarios y empresarios afines, se relamen ante el negociado con esas mismas tierras de Lugano y Soldati para la proyección de un Polo Industrial Farmacéutico. Además, desde esta corporación se viene avanzando con otros negociados, como los que se desprenden del planificado y aún no implementado cierre del Hospital Borda para un transacción de cientos de millones con las cerca de 45 hectáreas de su predio. Por su parte, el gobierno porteño vacía el I.V.C., Instituto para la Vivienda que vio un recorte de más de 100 millones de pesos en su presupuesto 2010, y del que se ejecutó solo un 20% de sus asignaciones.
Para los amigos del poder, negociados con tierras. Para los pobres, tierras contaminadas con el plomo del cementerio de autos. O directamente, el plomo de las balas.
Basta de asesinar a los pobres
La represión salvaje de las Policías Federal y Metropolitana, primero, y la inacción criminal del gobierno nacional ante el avance de grupos de choque, luego, configuran un panorama donde como pueblo no podemos permanecer pasivos. En medio de un amague de festejos por el Día de los Derechos Humanos, la escenografía progresista del kirchnerismo se va cayendo a pedazos con cada nuevo muerto. Como pueblo y desde sus más diversas y amplias organizaciones, debemos plantear con firmeza el rechazo a la represión, y sostener el reclamo por la vivienda digna. Es necesario acompañar a los pobladores de la toma de tierras que luchan por un techo, que en estos momentos resisten ante la represión estatal y paraestatal, y que deben además librarse de punteros, especuladores y talleristas que van a querer lucrar, como siempre, con su necesidad.
Debemos prepararnos para enfrentar a la burocracia sindical y movilizarnos contundentemente para que los responsables políticos de la represión, los gobiernos porteño y nacional, deban rendir cuentas de sus actos.
Fuera Macri, sus Ministros y sus sicarios;
Renuncia inmediata del Ministro del Interior Randazzo.
Cárcel a todos los responsables políticos y materiales de los asesinatos.
Ante las patotas y la represión reivindicamos la autodefensa de los trabajadores y la acción directa.
Agrupación Hombre Nuevo
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