sábado, 14 de enero de 2012

(Guatemala) Para los mayas el mundo no se acaba, pero sus recursos sí

IPS


La llegada del fin de un período en el calendario maya no predice ninguna catástrofe global ni mucho menos el fin del mundo, cuyos recursos naturales, eso sí, son depredados por el ser humano, advierten sabios y activistas mayas consultados en Guatemala.

Según el calendario maya, el llamado 13 Baktún llegará a su final el próximo 21 de diciembre, lo cual ha despertado la histeria entre quienes creen que esto simboliza la llegada de grandes catástrofes y el fin del mundo, lo cual es absolutamente distinto al pensamiento indígena.

"Hay líderes que se dejan llevar por lo que se oye o porque el 13 posee una energía muy fuerte y les preocupa que ocurra alguna catástrofe pero no hay nada de eso", dijo a IPS el activista Antonio Mendoza, de la no gubernamental Oxlajuj Ajpop, que en idioma maya quiché se refiere a las 13 energías del calendario maya.

Por el contrario, aclaró que "esta nueva etapa tiene toda una gran importancia para hacer reflexiones y análisis sobre la convivencia humana y la naturaleza".

Según historiadores, el 13 Baktún comenzó el 11 de agosto del año 3.114 antes de Cristo y tras una llamada cuenta larga de 144.000 días concluirá el 21 de diciembre. Entonces la cuenta volverá a cero y dará inicio un nuevo ciclo de otros 144.000 días.

"Lo que sí nos preocupa mucho es cómo unificar esfuerzos para reorientar nuestro comportamiento frente a la naturaleza, el recalentamiento global y las políticas neoliberales que solo extraen petróleo, minerales e instalan grandes fábricas, lo cual pone en grave peligro a la humanidad", explicó Mendoza.

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La actual crisis mundial fragmenta el planeta en regiones de tal modo que el sistema-mundo se aproxima a una creciente desarticulación. Uno de los efectos de esta creciente regionalización del planeta es que los procesos políticos, sociales y económicos ya no se manifiestan del mismo modo en todo el mundo y se producen divergencias –en el futuro tal vez bifurcaciones– entre el centro y la periferia.

Para las fuerzas antisistémicas esta desarticulación global hace imposible el diseño de una sola y única estrategia planetaria y hace inútiles los intentos de establecer tácticas universales. Aunque existen inspiraciones comunes y objetivos generales compartidos, las diferentes velocidades que registra la transición hacia el poscapitalismo, y las notables diferencias entre los sujetos antisistémicos, atentan contra las generalizaciones.

Hay dos cuestiones relevantes que afectan sin embargo las estrategias en todo el mundo. La primera es que el capitalismo no se va a derrumbar ni va a colapsar, sino que debe ser derrotado por las fuerzas antisistémicas, sean éstas movimientos de base horizontales y comunitarios, partidos más o menos jerárquicos e incluso gobiernos con voluntad anticapitalista.

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