Terminada la guerra, se abre el período histórico de la postguerra como no podía ser de otro modo, y sin embargo, la mayoría de los jefes insurgentes decidió sepultar a la postguerra y revivir a la paz.
En el fondo se entendió que con la guerra popular recién terminada también finalizaba el conflicto que le dio origen y al mismo tiempo se pensó que entre guerra y paz no existía encuentros amorosos furtivos y no furtivos.
Aunque se pensaba así, en realidad todo se preparaba para renunciar a la lucha política y alistarse para la lucha electoral, por supuesto que se entendía que entre menos político fuera lo electoral mas votos se podían cosechar de una población irredenta y sedienta de justicia.
Eran los momentos en que el FMLN, como acuerdo político, agonizaba y estaba listo para su ataúd mientras, con la misma danza fúnebre, se preparaba al cadáver revivido para que se presentara, con el mismo nombre y el mismo color, como partido político.
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