domingo, 18 de abril de 2010

Tempe - El Delta - Historias y descripciones de un paraíso atravesado por ríos

Jorge Riani

Virgilio celebraba la belleza del Tempe de la antigua Grecia, la imponente, la mítica, la culta, del mismo modo en que entre nosotros, Marcos Sastre le escribió al Delta entrerriano. Y le llamó el Tempe Argentino, como a su libro: una pieza literaria en la que se refleja uno de los lugares más ricos del planeta; aquí, en esta provincia, inadvertido para la mayoría del millón de personas que habitamos esta porción geográfica entre ríos y arroyos.
“El Tempe argentino” describe el Delta profundo. Fray Mocho le llamó “el país de los matreros”. No es ni más ni menos que la mejor parte de los humedales del Delta: el corredor más importante del mundo, que se extiende desde el Pantanal de Mato Grosso, en Brasil, hasta el Río de la Plata. El Delta del Paraná alberga unas 700 especies vegetales y 543 especies de vertebrados; su gran riqueza en aves, con 260 especies, representa el 31 por ciento de la avifauna de la Argentina.
“A medida que adelanta la canoa, nuevas escenas aparecen ante la vista hechizada, en las caprichosas ondulaciones de las costas, y en los variados vegetales que la orlan. A cada momento el navegante se siente deliciosamente sorprendido por el encuentro de nuevos riachuelos, siempre bordados del hermoso verde; sendas misteriosas que transportan las imaginación a elíseos encantados”. Con soberbia prosa, Marcos Sastre se introduce en la temática para describir un auténtico paraíso, de igual manera en que previamente ingresó navegando a ese mundo para descubrir sus secretos y contárselos al mundo.
En 17.500 metros cuadrados, el Delta del Paraná esconde misterios y secretos. La naturaleza estalla sin tapujos, pero también el afán dominante del hombre.


El Diario-18/4-Leer

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