jueves, 28 de octubre de 2010

Declaración ALAMES sobre experimentos en Guatemala

DECLARACION DE LA COORDINACION GENERAL ALAMES

Frente al descubrimiento de experimentos sobre población, incalificables, en Guatemala.

26 de octubre 2010

Sorpresivamente una investigación sobre la historia de la salud pública que prometía un reducido grupo de lectores muy especializados y algunos debates hermenéuticos, se transformó en una noticia de tapa de los diarios.

Susan Reverby es una historiadora estadounidense profesora del Wellesley College de Massachussets que ha hecho importantes aportes a la historia de las mujeres y especialmente de la enfermería y dedicó muchos años a investigar sobre el experimento de Tuskegee, EE.UU. Mientras revisaba archivos, hizo un descubrimiento casual sobre un suceso que, según cuenta, la dejó sorprendida y desconcertada.

Un experimento realizado por el Servicio de Salud Pública (HPS en inglés) de los EE UU con población guatemalteca que fue desarrollado entre el año 1946 y 1948 se llevó adelante, contra cualquier principio de ética, infectando intencionalmente a grupos poblacionales sin su consentimiento, con material que incluía los agentes de dos enfermedades prevalentes en la época: la sífilis y la gonorrea

Durante más de dos décadas se viene debatiendo en EE UU sobre experimentos poco éticos como los de Tukesgee[1], en donde se privó a pacientes bajo estudio de acceder a la penicilina “para no arruinar la investigación”; pero los juicios parecían detenerse en algún borde gris que permitía argumentar a favor o en contra. El caso que nos ocupa y que resultó contemporáneo, ha dejado sin argumentos a quienes eventualmente podrían o querrían defenderlo.

Los sucesos que ahora se ventilan ultrapasan todos los límites de la experimentación con seres humanos: nunca se les explicó a quienes resultaron verdaderos “conejillos de indias” lo que se les estaba haciendo, ni los riesgos que corrían.. Además, resultaron estudios inútiles, mal diseñados, perdieron el control de los afectados, los resultados no fueron publicados y no obtuvieron conclusión alguna.

Esto configura un caso en donde resulta pertinente especular sobre si los investigadores consideraban seres humanos a los ciudadanos de Guatemala, justamente uno de los países con mayor proporción de población indígena/originario del continente.

¿Cómo pudo llegarse a semejante situación? Parece difícil de entender sin incluir los antecedentes de los movimientos eugenistas en la configuración de la salud pública norteamericana y las condiciones de las relaciones internacionales entre ambos países dominadas en ese tiempo por la “United Fruit” dueña de buena parte de la superficie cultivable de Guatemala y otros países de América Central.

El aberrante suceso ocurrió entre 1946 y 1948, duró más de dos años y tuvo un responsable principal John C. Cutler que a diferencia de Menguele, con quien hoy se lo compara, gozó de reconocimiento y respeto profesional como investigador, docente universitario, funcionario internacional y referente de la salud pública por varias décadas posteriores a los sucesos que se ventilan, falleciendo en el año 2003.

Susan M. Reverby, escribió[2] : “En 1946-48, el Dr. John C. Cutler, un médico del Servicio de Salud Pública de los EE UU quien sería mas tarde parte del estudio de Sífilis en Alabama en la década de los 60s y que continuó defendiendo este estudio dos décadas después de su finalización estaba conduciendo este proyecto que consistía en la inoculación de sífilis en Guatemala, co-patrocinado por el propio PHS, el Instituto Nacional de la Salud (NIH en inglés) utilizando como intermediario a la Oficina Sanitaria Panamericana y naturalmente el gobierno de Guatemala"

Agrega que “los contribuyentes de Estados Unidos a través del Servicio de Salud Pública U.S./PHS, pagaron a prostitutas que tenían test positivos para sífilis y/o gonorrea para ofrecer sus servicios a presos de la Penitenciaría Central de la Ciudad de Guatemala. Otras prostitutas no infectadas, en otro componente del experimento, fueron inoculadas con la enfermedad en sus cervix uterinos después que las visitas sexuales comenzaron, y una serie de exámenes fueron hechos a los presos antes y después de las visitas sexuales para ver si ellas eran infectadas”.

Los “investigadores” también trataron de producir inóculos a partir de descamaciones de chancros del cuerpo de los presos, de pacientes psiquiátricos, así como de soldados que habían sido infectados “en la calle”

De acuerdo con el informe del médico del PHS R.C. Arnold, que debía supervisar a Cutler, el PHS estaba problematizado acerca de la ética del proyecto que Cutler emprendía.

“Yo estoy un poco, de hecho más que un poco, receloso del experimento con gente demente. Ellos no pueden dar su consentimiento, no saben que está sucediendo y si alguna organización de bien trae un poco de viento hacia la investigación habrá mucho humo” le confió a Cutler en un escrito redactado 8 meses después del Tribunal de Nüremberg. De acuerdo con el reporte “Creo que los soldados serían mejores o los prisioneros porque ellos pueden dar su consentimiento. (aunque) …Puede ser que yo sea demasiado conservador…”

El hecho que esta investigación recién tomó estado público el 1 de octubre del 2010, 65 años después, no aligeró la reacción frente a un hecho que reviste tal gravedad que mereció la declaración pública y el pedido de disculpas de la Canciller de EE. UU Hillary Clinton y del propio presidente Barack Obama al gobierno y el pueblo Guatemalteco.

Como hemos mencionado el principal responsable, John C Cutler dista de ser un personaje anónimo para haber adquirido el rango de un prohombre de la salud pública básicamente a través de una prolongada carrera en el PHS, fue Cirujano Mayor de los EE UU, fue SubDirector de la OSP en la década de los 60 y un docente universitario honrado académicamente, incluso después de fallecido con una cátedra de salud internacional que aun lleva su nombre en la Universidad de Pittsburg.

En sus trabajos históricos sobre salud internacional Juan Cesar García deja fuerte testimonio sobre la disputa científica (por ende también económica ) que se libra a fines del siglo XIX y a principios del XX entre el panamericanismo y el latinoamericanismo en las ciencias de la salud. No deja de ser toda una señal que al fallecer precozmente sus redes de discípulos y amigos hayan pensado en la importancia de una asociación “latinoamericana” de medicina social.

Puede argumentarse que el experimento de Cutler es un hecho aislado y como señala Hillary Clinton no representa a la Salud Pública de ese país, puede argumentarse que un hecho que ocurrió hace mas de 60 años no puede enturbiar las relaciones internacionales en el presente, pero también puede servir para reflexionar porque no hay hoy un espacio institucional como CLACSO, CEPAL o FLACSO apoyado y financiado por los gobiernos para reflexionar sobre la identidad latinoamericana en el campo de la salud pública y la medicina social.

En el último mes Guatemala pasó de la sorpresa a la indignación aunque la noticia tiende a salir rápidamente de los medios. El gobierno de Guatemala ha solicitado y recibido copias en facsímil de una parte de la documentación pero la información aun no se ha hecho pública.

Por todo lo expuesto y considerando que los hechos que se revelan afectan a América Latina como un todo y que pueden tener ramificaciones en otras investigaciones y proyectos de control de enfermedades (transmisibles) o en programas de esterilización involuntaria en países de la región, la Coordinación General de ALAMES:

  1. Solicita al Gobierno de Guatemala que, sin desmedro de continuar con las tratativas de una investigación bilateral, permita el establecimiento de un tribunal internacional con instituciones reconocidas en América Latina a efectos de establecer con claridad el alcance y las consecuencias para Guatemala y para terceros países de este incalificable experimento.

  1. Convoca a otras instituciones del ámbito Latinoamericano FLACSO, CLACSO, UNASUR Salud, la Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética (RLCB), a intercambiar información sobre este hecho y formalizar una propuesta al gobierno Guatemalteco. A este respecto ya se han establecido los primeros contactos con resultados positivos con la RLCB.

  1. Moviliza a sus asociados, especialmente a quienes por sus redes académicas tengan o puedan tener acceso a información relevante sobre este u otros hechos que pudieran estar conectados, a explorar eventuales conexiones o temas comunes sobre la cooperación proveniente de instituciones de los EE UU en el campo de las enfermedades venéreas, transmisibles, programas de esterilización involuntaria, etc.

  1. Finalmente ALAMES declara su expresa solidaridad con las casi 1600 personas afectadas directas, con las más de 70 víctimas fatales, con sus familias y con sus descendientes y compromete su accionar para que este hecho se esclarezca en todas sus dimensiones y ramificaciones y para que hechos similares Nunca Más vuelvan a suceder.

[1] “Estudio Tuskegee (Alabama) sobre sífilis no tratada en varones negros 1932-1972”

[2] Las citas corresponden a “Normal Exposure” and Inoculation Syphilis: A PHS “Tuskegee” Doctor in

Guatemala, 1946-48. Journal of Policy History Special Issue on Human Subjects

January 2011. in press pre-copy edited draft. Traducción propia.

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