De su padre empresario heredó el oficio y la pasión por la cultura y el conocimiento: filosofía, matemáticas, física, economía, comercio... Ha sido alumno de pensadores como Sartre o Althusser y se define como anarquista burgués. Es experto en Ordenación del Territorio. A pesar de sus cargos y ocupaciones de gestión, consigue tiempo para elaborar la propuesta filosófica de un Nuevo Contrato Social basado en la solidaridad. Y, por encima de todo, una palabra vital y mágica: soberanía.
Fermin MUNARRIZ
Creo que Mayo del 68 le pilló trabajando en París...
Sí. Yo estaba en París trabajando en una multinacional como director del Departamento de Análisis Automático. Fui el primer cuadro superior del grupo encerrado en su despacho, secuestrado por los trabajadores. Hacia las dos de la mañana aparecieron los del sindicato [comunista] CGT de mi departamento y me preguntaron qué hacía yo allí. «Pues estoy secuestrado». Entonces les dijeron a los que me habían secuestrado, que eran maoístas: «¿Estáis locos? ¡Habéis secuestrado al único mando superior que está en el sindicato!» Me pidieron perdón y me dijeron que me podía ir a casa... «No, hombre, no, estamos discutiendo cosas interesantes...» Bueno, esto era la parte anecdótica. Los trabajadores ocuparon la fábrica y mostraron una cosa que creo que es emocionante: el respeto a su herramienta de trabajo. Cuando se fueron dejaron la fábrica en un estado de limpieza y de funcionamiento como nunca había estado. Era respeto hacia su herramienta de trabajo. Fue muy ejemplar.
Hay gente que habla del «Post-68» como si hubiera sido un epifenómeno. Fue algo bastante ejemplar, en lo que habrá que volver a pensar cuando nos planteemos el progreso sostenible. Se verá que Mayo del 68 aportó muchas cosas. Hay gente que dice que eso es la parte anarquista...
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