jueves, 7 de octubre de 2010

OCHO DE OCTUBRE

Cuántas marchas

debemos caminar

para entender

que todo está más lejos.



Cuántos discursos

tenemos que decir

para entender

que son sólo palabras.



Cuántos ensayos

habremos de escribir

para entender

que la teoría no alcanza.



Mientras tanto, en la plaza,

mis hermanos y los tuyos

duermen con sus perros

sobre el suelo bajo el cielo.



En las esquinas los niños,

mis hijos y los tuyos,

hacen juegos malabares

por sonrisas ausentes y monedas.



En los montes ardidos,

mis hermanos y los tuyos

arquean la espalda

por un hambre segura e infinita.



En los arrozales infames

mis hermanos y los tuyos

hunden las piernas hasta el alma

de la oligarca patria inmaculada.



En la periferia de cartones y hojalata

mis hermanos y los tuyos

viven en un margen satisfecho;

colgados, conectados, olvidados.



En la escasa fábrica reliquia

mis hermanos y los tuyos

marcan tarjeta a diario

y son agujas que caminan ciegas.



Cuando la ortodoxia es una puta hereje

y la doctrina es una mercancía

siempre resucita algún cadáver

y nos invita a reinventar lo viejo.



Entonces rescatan un afiche ajado,

una foto sepia, una escarapela

e improvisan urgentes encuentros sin cabezas

simulando debates con la boina vacía.





Y te llaman Che faltándote el respeto

y te dicen Ernesto los que no te conocen

y te nombran comandante los que no te sienten

y todos te invocan aunque no te aman.



Mientras tanto, por ahora,

yo sólo escribo, Guevara, y te digo:

perdonanos porque nada hacemos por nosotros

y ese sí sería un homenaje serio.



Arderán facsímiles banderas imperiales,

se volcarán lejanas vallas;

tal vez alguna piedra llegará a destino

aunque estas no alcanzan y tampoco las proclamas.



Guevaristas somos todos.

El presidente, el diputado, el policía;

el estudiante, el jubilado, el proletario;

el funcionario, el lumpen y el cadete.



Guevarismo posmoderno y aggiornado

de twitter, facebook, web y blog;

de remera, barra brava y rock and roll

sin Galand, sin FAL, sin AK, sin corazón.



Continuamos hilvanando ausencias

y los gerontes renegados pontifican

y los gerontes reciclados pontifican

y los teenagers radicales pontifican.



En esta tierra sólo queda escombro,

algún madero viejo, casi nada en pie;

quizá alguna memoria resistente

maniatada por mentiras asumidas.



El ego va delante, atrás la gente;

el movimiento es centro de un agujero negro

y todos acudimos a la gimnasia autista

de la convocatoria en fecha repetida.



Ocho de octubre vicario sonsonete,

recitado mantra mentiroso.

Guevara, te moriste, te mataron;

te matamos a diario entre nosotros.




QUINO
www.columna-quino.blogspot.com
Alejandro García Ruiz

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