Nadie ha dado cifras sobre la gran manifestación de ayer en Roma. En efecto, fue grande, pero es inevitable compararla con aquella otra de marzo de 2002 en la que hubo 3 millones de personas, o con las movilizaciones francesas, que tienen en jaque al gobierno Sarkozy. El éxito de la manifestación no se debió, pues, a una cuestión de cantidad, sino de calidad ya que, a diferencia de otras manifestaciones de carácter líquido o gaseoso como las del “pueblo violeta”, ayer se palpaba la solidez de la protesta: el trabajo como bien común, el “no” al chantaje “o trabajo o derechos".
La plaza de San Juan de Letrán estaba repleta de cascos, camisetas y banderas rojas. Había parados, precarios, estudiantes, jubilados, inmigrantes, pacifistas, y muchos, muchos trabajadores del metal. De todas partes de Italia. Estaban los sicilianos de la fábrica FIAT de Termini Imerese, los trabajadores chantajeados de la fábrica de Pomigliano d'Arco, muchos trabajadores de las fábricas del norte.
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El Periódico de Catalunya-17/10-Leer
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