En diálogo con ACTA, el secretario general de la CTA, Pablo Micheli, habló sobre la participación de Argentina en el G-20, las definiciones ideológicas de la Presidenta y la necesidad de profundizar la organización de los trabajadores ante la amenaza de la crisis.
Sábado 5 de noviembre de 2011, por Inés Hayes
¿Cuál es tu visión de la participación del Gobierno en el G-20?
¿Y qué opinás de la foto que recorrió el mundo?
Habría un iniminente acuerdo entre Argentina y el Club de París
Parir en la ESMA
Dos conceptos centrales señalan los autores: 1. la escuela pública es de todos y todos los niños y niñas son aceptados sin hacer ningún tipo de selección, ni de diferencias; 2. La educación privada es para quienes pueden pagar o sea, unos pocos y nos segmenta, fomentando el individualismo y la competencia. El concepto que subyace es el del paradigma consumista: ser es tener. La posición de los firmantes, docentes en actividad, invita a una reflexión, o al debate. |
Messi, inédito: “Es terrible que Julio López siga desaparecido”
El mejor futbolista del mundo, Lionel Messi, se refirió al lustro cumplido desde la segunda desaparición de Jorge Julio López: “Me parece algo terrible esa situación, su desaparición, que no tiene que ver con la historia de un solo hombre, sino con muchísimas cosas que suceden. Y que pasan seguramente también en otros lados, pero uno piensa en Argentina, porque es el país de uno. La verdad es que este tipo de hechos son realmente terribles. Y ya no deberían pasar más. Por todo eso, yo intento, desde mi lugar, con una fundación, poder ayudar, aunque quizá sea poquito, para tratar de cambiar todo lo malo que hemos vivido en el pasado. Sabemos que es difícil, que hemos sufrido mucho, pero mi intención es ayudar lo máximo posible para mejorar las cosas”, opinó La Pulga, que posa con una foto en la que se pregunta por el paradero de López, desaparecido tras declarar en los juicios a los militares de la última dictadura.
En una entrevista que brindó a La Garganta Poderosa, la primera revista de cultura villera escrita, fotografiada, dirigida y financiada por vecinos de distintos barrios marginados de la Argentina, el futbolista del Barcelona eludió a lo netamente deportivo: “La fama y la plata no son lo más importante. Realmente, yo creo que sólo importa lo que uno es. Nunca nadie debería perder la humildad. Yo no soy mejor ni peor persona por lo que tengo, ni me creo más que otro, para nada. De hecho, me parece que la preocupación central para todos nosotros debe ser que todas las personas de este mundo puedan tener un plato de comida”, afirmó el capitán de la Selección argentina.
Por momentos, el carácter de esas contradicciones parece revivir viejos debates entre socialdemócratas y comunistas, entre estalinistas y trotskistas, o entre los partidarios de la vía armada y la electoral. Algo de eso sucede, pero afloran además divergencias que los movimientos antisistémicos no han resuelto y que amenazan con neutralizar las luchas en curso. No sólo se trata de divisiones más o menos serias y profundas, sino que esas divisiones a menudo revelan la existencia de objetivos opuestos en un contexto en el cual nadie tiene una estrategia para hacer realidad la célebre consigna Otro mundo es posible.
Dos ejemplos, sucedidos en días recientes en lugares distantes entre sí, ponen de manifiesto esta situación. En Grecia, donde una parte considerable de la población está de hecho en la calle todos los días, han sido tomados decenas de edificios del Estado, desde los servicios de salud y educación hasta ministerios y otras dependencias del Poder Ejecutivo. El 20 de octubre, jornada de huelga general, una gran manifestación pretendió acercarse al parlamento con la intención de tomarlo, o sea de ingresar a la fuerza en un recinto sagrado de la democracia electoral. Más allá de la viabilidad de esa intención, y de que pueda considerarse correcta o no, miles de personas deseaban hacerlo.
Se encontraron con una doble barrera formada por policías y militantes del Partido Comunista (KKE), que se movilizó para defender el parlamento y controlar la manifestación. Hubo duros enfrentamientos entre manifestantes comunistas y quienes querían tomar el recinto parlamentario. Los comunistas, protegidos por la policía, acusaron a los radicales de fascistoides
. El saldo fue de decenas de heridos, hubo un muerto por los gases lacrimógenos, y una fuerte desmoralización que puede llegar a frenar el proceso de luchas.
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