El apabullante desembarco de Pekín comienza a crear resquemor en la región iberoamericana y dificulta unas relaciones a las que todos los países involucrados atribuyen un marcado valor estratégico
China y América Latina, las regiones que mejor han soportado la crisis financiera mundial, han utilizado estos años de depresión generalizada en Occidente para dar un salto cualitativo y cuantitativo a sus relaciones bilaterales. Pekín ha encontrado al otro lado del Pacífico la importante fuente de materias primas que precisa para alimentar la locomotora de su desarrollo y se ha lanzado sin reparos a su conquista. El desembarco chino, sin embargo, comienza a crear resquemor y a dificultar unas relaciones a las que todos los países involucrados atribuyen un marcado valor estratégico.
En el primer trimestre de este año se superaron todas las expectativas de expansión bilateral. Según el Ministerio de Comercio chino, el comercio entre China y América Latina y el Caribe (ALC) registró un crecimiento interanual del 44% en los tres primeros meses de 2011, hasta alcanzar los 47.900 millones de dólares (36.000 millones de euros).
Mientras Estados Unidos se concentraba en su guerra contra el terrorismo y descuidaba su relación con los países que se encuentran al sur de su frontera, Pekín se proponía hacer de América Latina su principal mercado de productos manufacturados de medio y alto nivel tecnológico. Así, ha firmado importantes contratos con Brasil y Argentina para suministrar, entre otros, trenes eléctricos y de alta velocidad para los metros de Río de Janeiro y Buenos Aires.
El País de España - 8/11 - Leer Completo
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