España es un mal negocio para Catalunya. A esta conclusión están llegando cada vez más catalanes, hasta el punto de que la mitad confiesan ahora que podrían canalizar esa desafección con un voto afirmativo en un referendo independentista. En el último medio año, el porcentaje de catalanes que romperían con España ha crecido en nueve puntos, y ya son más los partidarios de la independencia que los detractores. El 48,1% votaría sí; el 35,3% votaría no. Ahora bien, más allá de la efervescencia del fenómeno, los ciudadanos envían otro mensaje que, pese a no ser contradictorio con el anterior, enfría las expectativas a corto plazo. Dos de cada tres catalanes consideran inoportuno plantear ahora un referendo, es decir, que no les parece que el momento actual sea el más adecuado para experimentar con el modelo de Estado.
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