domingo, 20 de junio de 2010

Épica y leyenda en la acción de tres hermanos entrerrianos - Los Kennedy

Estaban en una feria ganadera efectuando ventas de toros, cuando recibieron noticias del atentado cometido el 6 de septiembre contra la Constitución Argentina.
Desde ese momento lo hermanos Kennedy viven para combatir al dictador. Se ahogan. Sufren una opresión constante, obsesionante, casi material. Sienten el taco de Uriburu sobre sus pechos. Es algo que aprieta realmente sus corazones y limita el pensamiento y llaga el espíritu.
Abandonan sus operaciones comerciales. Vuelven al hogar. Creían hallar alivio en él; no es así. Salen al campo; se ponen de cara al monte y al río: la asfixia continúa. Ya no tendrán fiestas, ni trabajo, ni descanso. Para ellos sólo queda una actividad posible: salvar la democracia Argentina.

Las palabras corresponden al escritor uruguayo Yamandú Rodríguez, en un libro que recrea la historia épica que tuvo como escenario el departamento La Paz y como protagonistas centrales a tres hermanos entrerrianos de apellido Kennedy. Tres criollos bravos y de fina educación a la vez, con destrezas de gauchos duros y estampa irlandesa.
Roberto, Eduardo y Mario pusieron en vilo a la dictadura que derrocó a Yrigoyen, fueron objeto de una fuerza represora aplastante desde Buenos Aires y tuvieron, en su decidida acción, un epílogo de leyenda.
El embrión de la resistencia armada contra el golpismo surgió con el golpe mismo. Pero fue el 3 de enero de 1932, cuando en la ciudad entrerriana de La Paz unos 60 hombres deciden ponerse en acción para evitar que asuma Agustín Pedro Justo. El apropiador del poder que accedió mediante el fraude a la Presidencia argentina.
El plan comprendía un inicio con el asalto a la comisaría de La Paz. De los 60 hombres sólo un puñadito quedó, ante la deserción general. Casi la mitad de los que permanecieron eran del clan Kennedy, que lograron vencer la resistencia policial valiéndose de su notable destreza con las armas. Estaban acompañados por dos hombres, de apellido Franco y Molinari, al avanzar a la línea de fuego, mientras otros quedaron esperando afuera.
“Arriba las manos. Ha estallado la revolución”, fueron las palabras con las que, según las historias escritas, comenzaron el ataque los hermanos.


Jorge Riani-El Diario-20/6-Leer Completo

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