Déficit atencional (ADD), trastorno general del desarrollo (TGD), trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y trastorno de bipolaridad son algunos de los diagnósticos con los que los niños llegan a la consulta profesional con Juan Vasen. Pero Vasen, médico, psicoanalista y especialista en psiquiatría infantil, dice que buena parte de esos pacientes no suelen ser enfermos ni, mucho menos, criaturas destinadas a ser medicadas. Son, simplemente, niños sujetos al tiempo en el que viven. "A veces se les atribuye una patología y se los medica, cuando lo que les ocurre es que son chicos que responden a una familia y, sobre todo, a una época ?explica?. Las determinaciones de época son muy importantes. Tanto, que a veces los chicos se parecen más a la época que a sus propios padres."
Vasen trabaja con niños y adolescentes desde que, después de egresar de la carrera de Medicina, hizo la residencia en psicopatología infantil en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, donde luego se desempeñaría como jefe de residentes. Lleva publicados seis libros que intentan poner la niñez en contexto y cuestionan el método de tono fuertemente farmacológico que hoy tiene la ciencia para abordar los problemas infantiles, principalmente el llamado (y muy difundido) déficit atencional.
"Los psicofármacos cada vez tienen más presencia en la vida cotidiana de los chicos -advierte Vasen-. A veces, esta presencia llega acompañada por un criterio inteligente de utilización, ya que viene junto a un abordaje psicoterapéutico. Pero cualquier enfermedad que sea tratada con psicofármacos como única intervención en la vida de un chico, puede considerarse iatrogénica, es decir, responsabilidad del médico."
De acuerdo con Vasen, la década de los 90 fue una bisagra dentro de la psiquiatría infantil. Entonces, se comenzó a creer que cualquier producción del cerebro, incluida la subjetividad, era una consecuencia de los genes.
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