Recibido de Marina Varela, 14 de abril.- Somos los charrúas, de una comunidad en pie, una comunidad re-fundada en la antigua comunidad. Somos los nietos y bisnietos.- Tenemos aún nuestra cultura, orgullo identitario.- Estamos en la otra banda pero somos los mismos.
No nos consideramos descendientes, sino CHARRUAS, porque tenemos el derecho por la sangre de nuestros abuelos. ¿Quién puede negarnos tanto? ¿Quien puede decirnos que no somos, que no estamos? Hubo genocidio pero no exterminio, quedamos los hijos de los hijos.
El cuento de ser descendientes, es la forma de volver a borrarnos. Existimos, estamos, vivimos, somos charrúas. Por el derecho a la sangre de nuestros abuelos. Especialmente de nuestras abuelas, que fueron los cordones umbilicales de la memoria.
Las que quedaron silenciosas y guardaron la lengua, y la espiritualidad y la trasmitieron a un hijo/a, el elegido para guardarla hasta que fuera necesario, ya no es tiempo de silencios. Esto, nos hace ser los charrúas del siglo XXI.
El cuento de ser descendientes, es la forma de volver a borrarnos. Existimos, estamos, vivimos, somos charrúas. Por el derecho a la sangre de nuestros abuelos. Especialmente de nuestras abuelas, que fueron los cordones umbilicales de la memoria.
Las que quedaron silenciosas y guardaron la lengua, y la espiritualidad y la trasmitieron a un hijo/a, el elegido para guardarla hasta que fuera necesario, ya no es tiempo de silencios. Esto, nos hace ser los charrúas del siglo XXI.
Prensa Indígena-Indymedia-21/4-Leer
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